Il Decameron

Personaje emblemático es aquel de el pintor, que también si habla muy poco nos comunica muchísimo: es el mismo director que devén personaje para representar la metáfora de la creación humana que nunca se puede compartir y comprender completamente. Esta concepción de la obra de arte como expresión, exteriorización del representación sueño es presente en ambas las películas. En Un Perro Andaluz las identificaciones secundarias varían pero de distinta manera, mucho más confuso e irracional que el anterior filme, ya que las relaciones que establecemos con los personajes son inestables y múltiples. El mismo personaje puede cambiar su actitud y su condición muchas veces y además en una misma escena sin aparente motivación. Por ejemplo, el protagonista masculino se divide en tres personajes diferentes. Según sus acciones provocará compasión, miedo, rechazo, enfado, empatía... Los directores quieren que en un solo personaje se concentren muchas emociones del espectador, así como que en él se ponga en marcha un proceso de interrogación interior. La protagonista femenina es un poco más pasiva y es probable que inspire compasión, y con el otro personaje femenino traen la reflexión sobre la mujer en la sociedad moderna, donde también está presente la emancipación (pelos y falda cortas) sobre prejuicios. En Un Perro Andaluz los espacios son inestables, repetitivos y simbólicos. Enriquecen de significados las acciones y sentimientos de los personajes y recuerdan las estructura de los sueños donde el mismo objeto puede estar en muchos sitios diferentes así como unos símbolos que se repiten numerosas veces en todo el desarrollo de la película. Un ejemplo sobre todos la caja con líneas, que a según de la escena contiene cosas diferentes. Esta caja es como un contenedor y dentro se pueden encontrar todos lo sentidos mas importantes de la película: nuestra pasividad cuando está vacía, la presencia de la burguesía cuando contiene la corbata, y la privación de libertad de imaginación y expresión cuando contiene la mano cortada. En El Decamerón los espacios son diversificados por el acento de los personajes (que desafortunadamente se pierde en el doblaje), que no dejan dudas en la ambientación espacial de las historias. Pasolini elige sus actores (casi todos no profesionistas) no solo por las expresividad física y de los movimientos, también por la hablada, a menudo casi incomprensible a causa de la riqueza de acento y de vocablos de uso exclusivamente regional.