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“Llámenme Francisco”
(Y les confesaré sobre los “desaparecidos” de Argentina)
“CHIAMATEMI FRANCESCO”
Film del regista italiano Daniele Luchetti, 2015
Es mía la frase entre paréntesis, porque en realidad el film lleva como subtitulo “El Papa de la gente” y tiene la intención de contar la vida del joven Bergoglio en la Buenos Aires convulsionada por la nefasta dictadura Argentina de Videla y de sus secuaces militares de los años 1976/1982.
Es un relato que esencialmente pone en confronto dos tipos de éticas.
Una ética de la coherencia religiosa vocacional, con amplia sensibilidad social, y otra ética, que se opone rotundamente a los derechos humanos, carente de sensibilidad social, y que se basa en lo que podemos fácilmente entender como prepotencia de poder.
O sea, autoritarismo, nazismo, fascismo, estalinismo.
O sea, en definitiva: dictaduras egocéntricas, irracionales y despóticas.
Dos éticas de dos colores opuestos, el de la vida y el de la muerte.
El término ética aparece con determinación en Aristóteles, en aquella parte de la filosófica que estudia la conducta del hombre, sus comportamientos, sus costumbres y sus elecciones. No debemos asignarle solo un valor positivo al èthos, porque hay una ética de la mafia, una ética del despotismo, una ética de la guerra, una ética de la religión etc.
El ajustado film de Luchetti, (che inteligentemente no utiliza golpes bajos de escena, y en cambio demuestra la angustia que hemos vivido los argentinos en ese periodo de terror social), nos muestra como se enfrentan dos modos éticos de actuar en sociedad.
La sensibilidad y coherencia vocacional de Francesco, Francisco Bergoglio el sacerdote, con una inspiración de servicio a la comunidad, hacia el ser humano, y la contrapuesta prepotencia del militarismo argentino que se arrogó el derecho de destruir vidas humanas por una actitud mesiánica, y enferma, que solo puede engendrar la locura egocéntrica del poder dictatorial.
Daniel Luchetti contó con un magnifico Rodrigo de la Serna en el rol de Francisco, que hoy es el Papa querido por multitudes. Querido y admirado por esa sensibilidad y sencillez que lo muestra un hombre mas, un ciudadano de esta tierra, un hombre que no tiene ínfulas mesiánicas, respetuoso, humilde, que contrasta con aquellos tenebrosos militares de Videla Massera, y demás innombrables, que murieron sosteniendo que el genocidio realizado (y no reconocido por supuesto) tenía la noble intención de proteger a la sociedad. De construir destruyendo.
Solo de mentes enfermas se puede escuchar tremendas posiciones.
La historia siempre tiene y tendrá diversas lecturas. Por ejemplo, es cierto también que la iglesia Argentina no jugó un papel de oposición a los desmanes criminales del militarismo, y practicó un silencio cómplice que solo favoreció la criminalidad militar.
El tema de “Chiamatemi Francesco”, puede provocar diversas opiniones respecto a los hechos acaecidos en esos años de oscuridad, pero lo que no podrá ser discutido, es que quienes producen la muerte se llaman delincuentes embanderados con la muerte, y los que ayudan a la vida del más débil se llaman solidarios con la vida. Estos últimos, no se arrogan mesianismos, y pueden ser llamados Francisco, o mejor todavía chiamatelo Francesco.
El film es interesante, y tiene como rol fundamental, a mi parecer, el de ayudarnos a mantener vivos en la memoria, ciertos episodios que naturalmente tendemos a remover porque nos duelen, pero que como en el caso del holocausto, el genocidio argentino debe estar presente en nuestra memoria for ever.
Salí de la sala angustiado al revivir episodios trágicos de nuestra Nación, y sentí una gran pena por el destino de los pueblos que caen, como lo demuestra la historia hasta este preciso instante, en manos de la locura egocéntrica y genocida.
Breguemos por una eticidad de la vida que derrote la muerte.
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